LOS TIEMPOS DEL SEÑOR

05.06.2013 12:05

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Los tiempos del Señor 4

Reflexiones:

Sabemos que Dios es el principio y fin de todas las cosas.
Que Dios mismo, en su esencia, substancia y eternidad no tiene principio ni tiene fin.
Que Dios no fue ni será, sino que Dios, Es, Dios es el Ser sin pasado ni futuro. Dios está siempre presente en todas las cosas por toda la eternidad.
En el principio Dios se constituyó a sí mismo en Santísima Trinidad en Armonía Perfecta; Padre, Hijo, y Espíritu Santo.
Su Palabra dice:
En el principio era el Verbo. Y frente a Dios era el Verbo. Y el Verbo era Dios.
El estaba frente a Dios al principio, por El se hizo todo y nada llegó a ser sin El.
Lo que llegó a ser, tiene vida en El, y para los hombres esta vida es luz.
La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pudieron vencer la luz.
Vino un hombre de parte de Dios: éste se llamaba Juan.
Vino para dar testimonio: vino como testigo de la Luz, para que, por él, todos creyeran.
No era él la luz, pero venía como testigo de la luz.
Porque la luz llegaba al mundo, la luz verdadera que ilumina a todo hombre.
Ya estaba en el mundo, y por él se hizo el mundo, pero este mundo no lo conoció.
Vino a su propia casa y los suyos no lo recibieron.
Pero a todos los que lo recibieron, les concedió ser hijos de Dios: estos son los que creen en su Nombre.
Pues aquí se nace sin unión física, ni deseo carnal, ni querer de hombre: éstos han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros: hemos visto su gloria, la que corresponde al Hijo Único cuando su Padre lo glorifica.
En El estaba la plenitud del Amor y la Fidelidad.
Juan dio testimonio, pues proclamó: Es éste del que les decía: El que viene después de mí, pero ya está delante de mí, porque era antes que yo.
Esa plenitud suya es de la que todos recibimos en una sucesión de gracias y favores.
Dios nos había dado la Ley por medio de Moisés, pero por Cristo Jesús llegó el Amor y la Fidelidad.
A Dios nadie lo ha visto jamás: pero está el Hijo, el Único, en el seno del Padre: El lo dio a conocer. (Juan. 1: 1, al 18,)
Le recomendamos volver a leer este documento con mucho más cuidado y atención para que pueda extraer de él la esencia, substancia y espíritu del mismo, y si se siente usted identificado con las consideraciones aquí contenidas y desea tener el conocimiento adecuado para empezar a seguir el orden, el propósito, el sentido, y el camino correcto para cambiar su vida y su corazón, de la condición del ser humano tradicional a la condición del ser humano espiritual positivo, le reiteramos la invitación para conocer y meditar en los tiempos del Señor según las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, para conocer el orden y el propósito de Dios para el hombre, y no a los tiempos, el orden y propósito del hombre para Dios, haciendo nuestra la voluntad de Dios y no la del hombre en las cosas de Dios.
Su Palabra dice:
¡Qué bien salvan las apariencias! Con justa razón hablaba de ustedes el profeta Isaías cuando escribía: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me rinden de nada sirve; sus enseñanzas no son más que mandatos de hombre.”  (Marcos 7: 6-7)
Les ruego, hermanos, en el nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, que se pongan de acuerdo y superen sus divisiones; lleguen a ser una sola cosa, con un mismo sentir y los mismos criterios. Tuve noticias de ustedes por gente de la casa de Cloe, y me hablaron de rivalidades. Así lo entiendo yo, puesto que unos dicen  “ Yo soy de Pablo ”, y otros “ Yo soy de Apolo ”, o “ Yo soy de Pedro ”,o “ Yo soy de Cristo ”. ¿ Acaso está dividido Cristo ?. (1 Corintios 1: 11-13.)
El sin embargo, es Cristo, Fuerza de Dios y Sabiduría  de Dios para  aquellos que Dios ha llamado, sea entre los judíos o entre los griegos. (1 Corintios 1: 24,)
Dios le está llamando a usted que cree  en Jesucristo, sin importar a que religión o iglesia o congregación o denominación cristiana asiste o sienta que pertenece, para que se una a la Fuerza y Sabiduría de Dios que se encuentran en Cristo Jesús y de las cuales seremos compartidos por medio de guardar fidelidad exclusivamente a su Palabra como la voluntad de Dios para recibir el discernimiento espiritual de ella, y saber distinguir cuáles son enseñanzas y mandatos de hombre, y cuáles son las enseñanzas y mandatos de Dios a través de Jesucristo Nuestro Señor.

 

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