LOS TIEMPOS DEL SEÑOR

07.06.2013 14:41

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Debemos de reconocer que este estudio forma parte de la invitación hecha para meditar la Palabra de Dios que Jesús nos participa en el Nuevo Testamento, en la que podremos participar todos, no importando a que denominación o congregación cristiana asistimos o creemos pertenecer, ya que de lo que se trata es de que nos unifiquemos todos como una verdadera Iglesia Universal en el cuerpo de Cristo, en el que no se persigue la desunión en las Iglesias y congregaciones donde se enseña la doctrina cristiana, sino a integrarnos total y completamente, todos los que de alguna manera nos consideramos cristianos para poder entrar al discernimiento espiritual de su Palabra a través de meditar profundamente en ella, para estar en verdadera obediencia a la Voluntad de Dios guardando y enseñando a cumplir fielmente la Palabra de Nuestro Único Señor y Salvador Jesucristo, sin permitir  ser desviados, ni desviar a nadie, ni a la derecha ni a la izquierda para no menospreciar su Palabra bajo ningún concepto.
Recordemos la siguiente Palabra de Jesús cuando les dice a los maestros de la Ley, refiriéndose a lo que el Señor puso en boca del profeta Isaías: 
¡Qué bien salvan las apariencias! Con justa razón hablaba de ustedes el profeta Isaías cuando escribía: Este pueblo me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me rinden no sirve de nada, y sus enseñanzas no son más que mandatos de hombres.” 
Marcos 6: 6-7
Esta palabra dirigida a los fariseos y a los maestros de la Ley, nos está diciendo que posiblemente también nosotros no estamos teniendo una comunicación con Dios en forma consciente, constante, directa y fluida por no tener el conocimiento suficiente para entender y seguir el orden y el propósito de Dios para nuestras vidas, conocimiento que no va más allá de lo que hemos querido ser enseñados en los lugares a los que asistimos irregularmente por costumbre, es decir, creemos que con tan sólo asistir y escuchar la Palabra cuando queramos, es más que suficiente, pero no es así, ya que el verdadero conocimiento de nuestra fe, además de asistir regularmente a nuestras Iglesias y congregaciones, es el de proponernos a estudiar en nuestros hogares y en compañía de otras personas, las Sagradas Escrituras del Nuevo Testamento, y meditarlas profundamente para encontrar el verdadero discernimiento en su esencia espiritual de la Palabra, discernimiento que el Espíritu Santo dará a quienes deseen ser verdaderos discípulos de Jesús.
Pero aún hay más, escuchemos:
“Les ruego, hermanos, en el nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, que se pongan de acuerdo y superen sus divisiones; lleguen a ser una sola cosa, con un mismo sentir y los mismos criterios”
1 Corintios 1: 10.
y continuamos:
“Todo lo que existe es de ustedes, y ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.” “Que todos, pues, vean en nosotros a servidores de Cristo y encargados de las obras misteriosas de Dios. Siendo encargados, se les pedirá que hayan sido fieles.”
1 Corintios 3: 23, y 4: 1-2

PERO: ¿EN VERDAD, HEMOS SIDO FIELES?.

 
Veamos: Cuando el hombre fue separado del Paraíso, la comunicación de Dios con los hombres se dio a través de personas escogidas por él, pero a causa del libre albedrío del hombre éste siempre se mostró autosuficiente para imponer su voluntad, lo cual ocasionó que Dios produjera el diluvio universal en tiempos de Noé que casi terminó con la humanidad.
Después del diluvio, y a través de Noe, Sem, Cam, y Jafed, y sus esposas, se empezó a poblar nuevamente el pueblo de Dios, y escogió a la descendencia de Sem para que de ella saliera ese pueblo de Dios, pero a través del tiempo, el pueblo siguió viviendo en la mentira de su autosuficiencia que lo hizo volver a aplicar equivocadamente su libre albedrío e hizo que se interrumpiera la escasa comunicación que el hombre tenía con Dios.

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