Después de dirigirse a su pueblo para rescatar lo rescatable de lo que se había perdido, Jesús vino a mostrarnos el camino para librarnos de ser sometidos a la Ley que nos hace conocer del pecado que condena, y sujetarnos de la gracia del amor de Dios que perdona a través de Jesucristo para recibir los dones y el fruto del espíritu y vivir en paz y en armonía en este mundo, pues contra tales cosas no hay ley.

Luego entonces, Jesús y su Palabra son el único camino verdadero, según el Nuevo Testamento, para alcanzar la gracia, el amor y la misericordia de Dios para que seamos restaurados en su Reino a través de renovar nuestro espíritu.

¿Verdaderamente, así tomamos su Palabra? Meditemos:

Vemos que a través del tiempo, la palabra y mandatos de Dios dada a los hombres a través de Cristo Jesús, en muchos casos se han vuelto a convertir en enseñanzas y mandatos de hombre, puesto que se ha acomodado la voluntad de los hombres como si esta fuera la voluntad de Dios. Esto se ha dado en el hombre para someter al mismo hombre a sus muy particulares intereses materiales ya sea de poder, de identidad o económicos, y esto se está dando por desgracia en la mayoría de los que nos decimos cristianos.

Esto ha sido posible, porque a través del tiempo hemos adoptado formas, métodos y sistemas de humana sabiduría, que se han convertido en verdaderas a fuerza de realizarlas continuamente, y a lo que nos ha conducido esos cambios que se han hecho para acomodar la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo a muy particulares intereses, es a tomar senderos que nos van haciendo más largo el trayecto para entrar en el Reino de Dios, pues nos han ido alejando de la verdadera esencia espiritual de su Palabra, ya que en lugar de meditar profundamente en ella para recibir el discernimiento espiritual, por medio del cual seremos  conducidos hacia el camino verdadero de la gracia del perdón y del amor de Dios, hemos permitido ser desviados, ya que por tradición hemos sido confundidos para escuchar y guardar fidelidad al hombre, en lugar de escuchar y guardar fidelidad a Jesucristo Nuestro Señor; y qué, a lo único que eso nos ha conducido, es a vivir en el pecado que condena al menospreciar, tal vez inconscientemente, esa gracia del perdón y amor que Dios nos ofrece a través de obedecer su mandato de dejar atrás las tradiciones humanas y escuchar, conocer y cumplir la encomienda que él depositó en Jesús. Por eso su Palabra dice:

“El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.” 

Mt 12:30

Teniendo en cuenta lo anterior, lo que necesitamos para recibir la voluntad de Dios en nosotros, es OBEDECER su mandato sin componendas, restricciones ni conveniencias de hombre, guardando y enseñando a cumplir con fidelidad la Palabra de su Hijo Jesucristo, que es Palabra de Amor, y perdón dejando a un lado las tradiciones que le han quitado, sin que así lo creamos, la verdadera autoridad que Dios le otorgó, para dársela al hombre en el Nombre de Dios o en el Nombre de Jesús.

Pero como  siempre tenemos cosas más importantes que hacer, o alguien a quién agradar, no queremos hacer a un lado las tradiciones que nos han acompañado muchísimo tiempo, para ser convencidos, de que sólo rindiendo nuestro libre albedrío espiritual al Espíritu de Jesucristo, guardando fidelidad a su Palabra de amor y perdón, seremos declarados hijos de Dios y por lo tanto, herederos de todo lo suyo.

Veamos las siguientes láminas.

Jesús llama primero a su pueblo para aceptar a través de él, las Buenas Nuevas del Reino de Dios, y dejar de ser esclavos de la Ley, y después llama a otros pueblos con otras creencias  a aceptarlo, para que sean librados de esa Ley que los llevaría
a conocer el pecado que condena.

Muchos cristianos al no entender espiritualmente la obediencia al Padre, se han comprometido a obedecer al hombre en el Nombre de Dios o en el Nombre de Jesús, lo que ha provocado que  sean desobedientes a la voluntad de Dios al no guardar y enseñar a cumplir fielmente la Palabra de su Hijo Jesucristo.

Esto nos lleva a tratar de entender espiritualmente lo que Jesús, por medio de Pablo, nos dice a través de la carta que envió a los Gálatas:

Sin embargo, sabemos que el hombre no llega a ser justo por la observancia de la Ley, sino por su fe en Cristo Jesús. Por eso hemos creído en Cristo Jesús, para ser gratos a los ojos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, y no con las prácticas de la Ley. El cumplimiento de la Ley no hará nunca de un mortal un amigo de Dios.

Gálatas 2: 16

Luego nos dice

:“Esa gente que les demuestra interés no es sincera: quieren que se interesen por  ellos, y por eso los quieren separar de mí.”  

Gálatas 4: 17

Y por eso nos recuerda:

Cristo nos liberó para que realmente fuéramos libres. Por eso, manténganse libres y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.

Gálatas 5: 1

Por esta poderosa razón, seguimos invitando a todos los creyentes en Cristo Jesús, a unirnos unánimes en el estudio y la meditación profunda de su Palabra en el Nuevo Testamento para recibir su discernimiento en su esencia espiritual, para que nuestras oraciones y nuestro ayuno tengan ese impacto poderoso que le darán el que estemos verdaderamente unidos con el cuerpo de Cristo para encontrar y conservar nuestra verdadera identidad en Dios a través de su Palabra.

Le pedimos a Dios en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, que todos los mensajes dirigidos a usted hasta este momento hayan llegado convenientemente a su corazón y haya sido interesado para aceptar la invitación a leer, estudiar y meditar en la Palabra de Dios confiada a Nuestro Señor Jesucristo contenida en el Nuevo Testamento.

Es preciso recordar, que las gráficas que contiene éste y los demás estudios de esta invitación, tienen como único fin, el de tener una visión más clara y natural de los tiempos, del orden y el propósito de Dios en nosotros de acuerdo a las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento.

“Pues bien, ustedes ya saben estas cosas. ¡"Felices si las ponen en práctica!". 

Juan. 13: 17

Si después de analizar esta invitación y meditar en estos estudios, a usted le ha parecido haber escuchado el llamado de Dios a través de Jesucristo nuestro Señor para aceptar la encomienda a la que él nos quiere enviar, entonces, le sugerimos leer, estudiar, analizar y discernir espiritualmente su Palabra para entrar a los Tiempos del Señor contenidos en el Nuevo Testamento.

Dios le bendice en la abundancia de su Amor y Misericordia sin fin.

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